lunes, 17 de agosto de 2009

Vida del Libertador VII: 1824-1826‏

Vida del Libertador VII: 1824-1826‏



1824:

El 1° de enero, Simón regresa de Cajamarca y Trujillo, después de la misión de someter al ex-presidente peruano Riva Agüero, con la gran fortuna que no se derrama sangre latinoamericana, pues el ex-dignatario ha dado cuenta de su falsa posición, fuera que la mayoría de sus tropas lo abandonan, por lo que llega a un acuerdo con Bolívar que culmina con la expulsión de Riva Agüero y sus partidarios fuera del Perú. En el viaje de regreso El Libertador cae enfermo de fiebre, la cual lo deja en cama por un mes en Pativilca. El 9 de enero expresaría: “Mi país se ha libertado porque ha habido unidad y obediencia; no siempre voluntaria, pero siempre constante”; “...a los enemigos no se les engaña sino lisonjeándolos. La ingratitud es el crimen más grande que pueden los hombres atreverse a cometer...”. El 12 de enero, el Libertador se queja del gobierno del nuevo presidente peruano, Torre Tagle, por la falta de asistencia a las tropas. Lo anterior ha hecho que los realistas tomen ventajas sobre el terreno sin oposición alguna y la guarnición argentina en El Callao, enviada desde Buenos Aires, tal como lo había solicitado Simón, el 30 de abril del año anterior, traicionaran la causa independentista y entregaran la plaza fuerte a los españoles. De esta manera, al quedar cortada la principal fuente de suministros, las tropas patriotas deben retirarse de Lima y reorganizarse más al Norte mientras que los chapetones toman la capital peruana y cometen todo tipo de desmanes e imponen fuertes contribuciones a los comerciantes. De esta manera, la independencia del Perú parece perdida para siempre.

El 15 de enero, en vista de los errores del Gobierno peruano, el diplomático Joaquín Mosquera visita a Simón en medio de su enfermedad y previendo la catástrofe, el primero le pregunta: “¿y qué piensa hacer ahora?”, a lo que el Libertador contesta: “¡Triunfar!”, fuera de comentarle: “La impunidad de los delitos hace que éstos se cometan con más frecuencia: al fin llega el caso en que el castigo no basta para reprimirlos”. El 19 del mismo mes, anotaría: “Usted formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso. Yo he seguido el sendero que Usted me señaló” y el 25: “...el arca santa de la salud está colocada sobre el crédito y la fe de las naciones, fuera de ello todo es perdición”. El 28 del mismo mes, expresaría: “...un soldado de la justicia y de la ley es más grande que el conquistador del Universo” El 4 de febrero, diría: “Yo espero mucho del tiempo: su inmenso vientre contiene más esperanzas que sucesos pasados; y los prodigios futuros deben ser muy superiores a los pretéritos” y el 8 del mismo mes, anotaría: “La guerra se alimenta del despotismo, y no se hace por el amor de Dios”. Entre el 9 y 10 de febrero, considerándose Bolívar expuesto por los últimos acontecimientos, insta al Gobierno de Bogotá por los refuerzos tantas veces pedidos y que Santander aún no envía. El mismo 10, en vista de la República, el Congreso del Perú nombra a Bolívar Dictador, a lo que él responde: “A ser terrible autoriza el peligro de la Patria y las necesidades del Estado” y el 13 de febrero les dice a los peruanos: “Estoy resuelto a no ahorrar medida ninguna a comprometerme hasta el alma porque se salve este país”. El 20 de febrero, Simón, anotaría: “Nada es peor en política que dejar de cumplir lo que se ha mandado. Esta debilidad causa desprecio y hace inútiles las medidas posteriores” y, el 25, afirmaría: “...todos nuestros bienes no han venido del exceso de nuestros males, así debemos animarnos a nuevos sacrificios con esperanzas de mejoras”. Ante la decisión del Congreso, el presidente Torre Tagle, con todo su tren oficial, se pasa a favor de los españoles, pero patriotas como Juan Sánchez Carrión Unanúe y otros fieles se unen al Libertador.

El 8 de marzo, Simón establece el Gobierno en Trujillo y decreta el reparto de tierra a los indígenas y la supresión de los cacicazgos. Crea la Universidad de Trujillo y nombra como Ministro General de Negocios al patriota peruano José Sánchez Carrión. El 15 del mismo mes decreta la pena de muerte para los desertores y el 18 la pena capital para todo empleado de Aduana, Resguardo o Capitanía de Puerto o de cualquier otro funcionario de Hacienda Pública que haga parte de fraudes. El 12 de junio, Simón Bolívar recibe la visita del capitán norteamericano Paulding, en Huaraz. Cinco días más tarde, el Libertador pasa por la vía de Huaraz, Olleros, Chavín y Aguamiro, siguió el portachuelo de Yanash Allash de 5000 metros de altura, entre gruesas nevadas, al sur de Huascarán. Para el 10 de julio, se reúne el ejército en Cayna, luego de cortar los suministros al ejército realista que provienen de El Cuzco y, el 28, el Congreso de Colombia da una ley por la cual suspenden al Libertador las facultades extraordinarias para dirigir la guerra en los departamentos del Sur, ley que es fuertemente defendida por Santander. Aún así, al día siguiente, Simón dirige una elocuente proclama al ejército en Pasco, puesto que el nuevo ejército está compuesto de veteranos de Colombia (Cundinamarca- hoy Colombia-, Quito –hoy Ecuador- y Venezuela), Argentina, Perú y Chile, debido a que los refuerzos pedidos al gobierno santanderista jamás llegaron.

El 6 de agosto se da la decisiva batalla de Junín: tras haber cortado los suministros y comunicaciones con El Cuzco, los realistas han tenido que retroceder y Bolívar ha hecho adelantar la caballería. En Junín, mientras la infantería chapetona prosigue su retirada, la caballería realista se lanza contra los jinetes independentistas y el campo queda envuelto en polvo al tronar de los cascos de los caballos, de las lanzas y espadas. Los bravos llaneros patriotas, maestros especialistas en el manejo de la lanza, esperan a pie firme la embestida española, logrando repeler con relativo éxitos la primera envestida, pero las otras cargas de caballería españolas comienzan inclinar la balanza a favor de los chapetones, puesto que logran dividir las fuerzas patriotas. En medio del desorden, los llaneros siguen resistiendo mientras que un escuadrón peruano, al mando del comandante Suárez, ataca a los españoles por la retaguardia, cambiando considerablemente el curso de la batalla y permitiendo facilitar la victoria patriota puesto que el ataque de los hombres de Suárez permite el reagrupamiento de los jinetes patriotas, los cuales hacen temblar la tierra bajo sus cascos y se mandan en brutal envestida contra los jinetes españoles, quienes tras una fuerte lucha cuerpo a cuerpo tienen de otra que retroceder. En ese momento, el intrépido general argentino Nocochea se ha lanzado heroicamente SOLO, impetuosamente, en medio de un grupo de corceles españoles que cubren la retirada, a pesar de haber recibido 7 heridas de bala, un lanzazo y cortes de espada. Los jefes venezolanos Camacaro y Sandoval acuden a auxiliarse y lo rescatan... la retirada de los españoles es desordenada y precipitada. Esta batalla desmoraliza el resto del cuerpo español... gracias a la llegada de la noche no se persigue a los chapetones y al día siguiente, en el pueblo de Reyes, los indígenas reciben con júbilo al Libertador, le ofrecen a él y sus hombre víveres, agua, cobijas y mantas, además de una fraterna hospitalidad. En la cabaña en la que duerme Simón cuelgan ornamentos de plata para que tanto los soldados patriotas como los indígenas, sepan que no se debe molestar cerca y dejar descansar. El 30 de agosto, Simón Bolívar llega a la ciudad de Huamanga con una parte de su ejército y le comunica a Sánchez Carrión para que establezca gobierno. El 19 de septiembre sale Huamanga.

El 4 de octubre, en vista de la paralización de operaciones por la temporada de lluvias, Simón resuelve dirigirse a la costa a recibir refuerzos de Colombia. El 6 del mismo mes, hallándose en Sañaica encomienda el ejército a Sucre y lo autoriza para dirigir operaciones. En seguida se dirige a la Costa a preparar lo necesario para recibir los refuerzos de Colombia, que jamás llegan. El 16 pronuncia: “La igualdad no es lo más conforme con la obediencia”. El 24 de octubre, en Huancayo, no recibe los refuerzos sino la Ley del Congreso de Colombia del 28 julio en la cual se le delega todas las facultades del Libertador como general de Colombia, al general Sucre, ley hecha por el séquito santanderista, quienes creen que el heroico y leal Sucre es manejable por su juventud. El 9 de noviembre se dan instrucciones militares a Sucre, dadas desde Chancay, en oficio firmado por Tomás de Heres. Al día siguiente una representación del Ejército Libertador envían una carta dirigida a Santander por la ley del 28 de julio en la que le dicen, bajo palabras de Simón Bolívar: “Siempre los tiranos se han ligado y los libres jamás: ¡Desgraciada condición humana!”; “Mis tristezas vienen de mi filosofía y yo soy más filósofo en la propiedad que en el infortunio”. De igual manera, el 11 de noviembre, Bolívar expresaría: “Cuando yo perdiera todo sobre la tierra, me quedaría la gloria de haber llenado mi deber hasta la última extremidad, y esta gloria será eternamente mi bien y mi dicha”. El 15 del mismo mes dice: “...la libertad del mundo está dependiente de la salud de América”. El 26, anota: “...la unión hace la fuerza. De las cosas más seguras, la más segura es dudar”. El 5 de diciembre el Libertador libera a Lima, siendo aplaudido por sus habitantes. Aún así las fortalezas de El Callao, puerto de Lima, siguen en manos chapetonas por lo que Bolívar envía un ejército para sitiarlas bajo el comando de uno de sus mejores hombres y gran guerrero: el patriota venezolano general Bartolomé Salom. Durante día y noche, sin tregua, las baterías y cañones de ambos ejércitos cruzan fuegos.

El 7 de diciembre, Simón hace una invitación a los gobiernos de la ex-América española para formar la Asamblea de Panamá. Dos días después, mientras el Libertador está ocupado en la reorganización del Gobierno de Lima, las tropas al mando del General Sucre y el general Córdova hacen frente en la decisiva Batalla de Ayacucho: procedente del cerro de Cundurcunca, las tropas realistas que son muy superiores en número, se disponen a atacar por el frente y el ala izquierda del mismo, aprovechando la fatiga de las tropas patriotas que los han estado siguiendo por casi un mes. Las tropas realistas que bajaban por el ala izquierda del cerro, en una enconada lucha con las tropas de Córdova, son derrotadas y el general patriota ordena a sus hombres atacar a las tropas españolas que luchan por el frente, produciéndose un combate muy parejo. En medio de tan fuerte disputa, el general Córdova ordena a sus hombres concentración de tropas y al grito de “Armas a Discreción” y “Paso de Vencedores”, avanzan contra los chapetones. Lo anterior significa que el General ha hecho un bloque de hombres, en filas, que marchan de frente, subiendo cerro arriba, al tiempo disparando, cosa que desubica a los españoles porque al ser estos dueños del cerro tienen mejor posición de tiro que los patriotas, pero al ver en estos bravos hombres su decisión de avanzar, sacrificando su vida por la causa revolucionaria, crece el desconcierto entre la filas realistas hasta ser rechazados, hombre por hombre, de sus posiciones. Es entonces cuando Sucre ordena la ofensiva de sus tropas y escala triunfalmente el cerro de Cundurcuna. Al día siguiente de la batalla, el Virrey La Serna del Perú da cuanta que resistir es ya un imposible y se rinde ante el General Sucre, quien lo saluda como un digno adversario, fuera de proponerles a los españoles una capitulación honrosa, la cual es aceptada. Con esta batalla se cierra, de una vez por todas, la Independencia de los pueblos americanos del dominio español y se concreta la Revolución de Liberación Nacional, aunque algunas guarniciones españolas del Alto Perú deciden proseguir con la lucha pero entienden que estéril, a pesar del heroísmo que encierra esta causa, y terminan dispersadas ante la presencia de las tropas de Sucre, no quedándoles de otra, en enero 1825, que entregar la guarnición de El Callao. Después de la Batalla de Ayacucho, se entregan la mayoría de tropas españolas a Simón Bolívar. El 15 de diciembre, El Libertador afirmaría: “Lo que está más lejos de mí es el dolor y la pérfida”. A pesar de sus logros militares en el Perú, el 22 de diciembre, Simón, desde Lima, envía su renuncia al Presidente del Senado de Colombia, la que contiene la siguiente frase: “Noche y día me atormenta la idea, en que están mis enemigos, de que mis servicios por la libertad son dirigidos por la ambición”. El 26 del mismo mes, Simón hace una Proclama a los Vencedores de Ayacucho.

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1825:

El 3 de enero se crea un decreto por medio del cual se indultan a los jefes y oficiales procesados por haberse pasado al bando enemigo. El 6 del mismo mes, se resuelve el sitio de El Callao y el Gobierno del Perú lo pone fuera de la ley. El 11, Simón ayuda crear la Junta de Calificación en diferentes ramos para nombrar los empleados nacionales, reminiscencia del Poder Moral. El 20, afirmaría: “...no dejar nada por hacer mientras que podamos noble y justamente”. El 27 de enero, se establece la sociedad económica <> y el 31, Bolívar, decreta escuelas normales en las capitales de los departamentos. El 1º de febrero, Bolívar ordena establecer en la capital de cada Departamento una Dirección de Minería. El 10 de febrero, se reúne el Congreso Peruano en Lima donde se hace una acción de gracias al Libertador, a la República de Colombia, al Senado y Cámara de Representantes y al Ejército Unido del Libertador. El 12 del mismo mes, el Congreso Peruano decreta honores y recompensa de un millón de pesos a Simón Bolívar, la cual él rechaza por lo que el millón de pesos se destina a la instrucción pública en Caracas y otras ciudades de Colombia. El 13, Simón hace el decreto que manda devolver los bienes confiscados a los realistas. El 17 de febrero, expresaría: “...gloria... debe ser insaciable cuando se funda en sus verdaderos principios”. Al día siguiente, el Congreso del Perú no acepta la renuncia a la Presidencia que le presentó el Libertador. El 21 y 23 de febrero, respectivamente, Simón afirmaría, (las dos primeras frases son del 21): “...desapruebo lo que me parece bien, al mismo tiempo que admiro lo que es sublime”; “...yo creo que la más hermosa corona es la que da la justicia”; “En política nada vale tanto y cuesta menos como las demostraciones de respeto y consideración; sobre todo cuando la superioridad es marcada y no se puede atribuir a la timidez”. El 24 del mismo mes, se formaliza el sitio a El Callao. El 16 de marzo, Simón Bolívar, le ofrece 20000 duros a Lancaster para que sean empleados en favor de la instrucción pública de los hijos de Caracas. La suma la pagaron los agentes del Perú en Londres.

El 1° de abril, Simón recomienda para la educación de su sobrino Fernando que aprenda las lenguas sabias y las vivas, matemáticas, historia, moral y bellas artes. El 8 del mismo mes, anotaría: “La sabiduría aconseja la resignación más absoluta a los decretos del destino para disminuir sus rigores”. El 11, parte hacia Arequipa en visita a los Departamentos del Sur. El 20, afirmaría: “Tengamos una conducta recta y dejemos al tiempo a hacer prodigios”. Posteriormente, el 24 de abril, diría las siguientes frases: “...yo soy justo con los justos, y bueno con los buenos, y... si alguna vez soy violento, también suelo ser generoso en mis reparaciones no obstinándome en sostener mis faltas, o mis equivocaciones”; “...téngase usted siempre firme en los buenos principios y en la justicia universal...”. El 25 de abril, afirmaría: “La soberanía del pueblo es la única autoridad legítima de las naciones” y al día siguiente, en Nasca, hace una crítica al decreto del general Sucre convocando a la Asamblea del Alto Perú, en las que dice las siguientes frases: “...un mal que no se conoce no se puede jamás curar”, “...no siempre lo justo es lo conveniente, ni lo útil lo justo”; “Yo no debo obrar para mí, ni por mí. Mi posición pública es la conciencia de mis operaciones públicas”; “La instrucción es la felicidad de la vida; y el ignorante, que siempre está próximo a resolverse en el lodo de la corrupción, se precipita luego infaliblemente en las tinieblas de la servidumbre”; “...se verá que yo he respetado a todos y no me he inclinado a nadie...”; “Un militar no tiene virtualmente que meterse sino en el ministerio de las armas”; “...la familia es un tesoro en que todos los de ella tienen interés”; “...no hay más dicha ni desdicha que prudencia o imprudencia”; “No quiero exceder los límites de mis derechos, que, por lo mismo que mi situación es elevada, aquellos son más estrechos”; “La suerte me ha colocado en al ápice del poder; pero no quiero tener otros derechos que los del más simple ciudadano”; “Que se haga justicia y que ésta se imparta si la tengo. Si no la tengo, recibiré tranquilo el fallo de los tribunales”; “...la voluntad legal del pueblo es mi soberana y mi ley”.

El 29 de abril, en Acarí, Simón hace una disposición de establecimiento de cementerios para no enterrar muertos en las iglesias, como era la costumbre, pero que estaba generando problemas de salubridad. El 15 de mayo, afirmaría: “...entre partes contendientes, los juicios que más participan de la equidad, son los que menos se agradecen, porque son los que menos satisfacen a las dos partes”. Al día siguiente, hace un decreto relativo a la creación de Bolivia, en conmemoración a la gesta del Libertador. El 20 del mismo mes, escribe una carta a Santander en la cual le expresa cómo fue su instrucción en Caracas y lo autores que posteriormente ha estudiado. En dicha carta, Bolívar anota: “Toda mi política la fío en la buena fe y espero, por lo mismo, un resultado honroso”. El 30 de mayo, Simón afirmaría: “Más hace en un día un integrante que cien hombres de bien en un mes”. El 10 de junio, el Libertador parte hacia Arequipa para el Cuzco. El 17 del mismo mes, afirmaría: “Mi deber es ser justo con todo el mundo...”. El 25 de junio, llega al Cuzco. Recibe una corona de oro, diamantes y perlas, otras joyas y las llaves de la ciudad. Pero como era costumbre en él desprendimiento, envió a Sucre la corona y las joyas las repartió entre sus edecanes. Dos días más tarde, diría: “Yo soy irrevocable, como el destino, en los negocios de disciplina”; “Yo sólo quiero ser responsable de mis acciones”; “Yo lo que hago es con la firme resolución de sostenerlo o con mi buena fe o con la rectitud de mis intenciones”. Al día siguiente, afirmaría: “...hacer bien no cuesta nada y hace mucho”; “...la existencia es el primer bien; y el segundo es el modo de existir...”. El 30 de junio, se dirige al secretario de gobierno.

El 4 de julio, firma decretos de repartición de tierras entre los indígenas y la abolición del título y autoridad de los caciques sobre los mismos. Los libera del servicio personal obligatorio (sirvientes), en práctica desde mucho tiempo atrás. Al día siguiente hace un decreto en el que concede Montepío a los hijos de Pumacahua y otro decreto en favor de la conservación y fomento de las crías de vicuña, cuyos rebaños podían llegar a ser de gran utilidad para el Departamento. El 8 de julio, decreta la fundación de un colegio para la educación de las niñas el cual se llamaría Educandas del Cuzco. Igualmente, Simón decreta en favor de los frailes regulas de San Juan de Dios y firma otro decreto que aplica los fondos de los Bethlemitas a los colegios de estudios del Cuzco. Igualmente hace un decreto par crear un colegio de estudios de Ciencias y Artes con el título de Colegio del Cuzco, el cual funcionaría en el edificio conocido con el nombre de Compañía de Jesús y al cual le destina varias rentas para su sostenimiento. En el mismo decreto reduce el número de párrocos del Sagrario. El 10 de julio, Simón bolívar afirmaría: “Llamo humano lo que está más en la naturaleza, lo que está más cerca de las primitivas impresiones”; “Consuélese usted en su Patria con los restos de sus parientes: ellos han sufrido mucho; mas les he dado la gloria de haber sido siempre fieles a su deber” y al día siguiente, concluiría: “Los gobiernos populares son como todos, y, por lo mismo, de todo gobierno tiene uno que esperar injusticias”.

El 20 de julio crea un decreto en el que ordena construir tres carreteras las cuales eran: del Cuzco a Arequipa; de Puno a Alto Perú y de ahí a Arequipa. Las carreteras se construirán por cuenta del Estado y al encargo del estudio y trazado de las mismas estaba el coronel Althaus. El 25 del mismo mes afirma: “Contra los canallas pueden emplearse las armas que ellos mismos usan”. El 29, en el pueblo de Tinta, celebra el decreto del Congreso de Buenos Aires de acuerdo con las medidas tomadas por Sucre en favor de la creación del estado del Alto Perú. El 2 de agosto, en Pucará, el Libertador presencia un célebre discurso del sacerdote indígena José Domingo Choque-Huanca, quien expresa la admiración de los indígenas hacia Bolívar y con una arenga en lengua Quechua termina su discurso, la cual traduce: “Vuestra fama crecerá, así como aumenta el tiempo con el transcurso de los siglos y como crece la sombra cuando el sol declina”. Tres días más tarde, Simón llega a Puno y al día siguiente celebra el aniversario de la Batalla de Junín y para tal conmemoración, la Asamblea del Alto Perú en Chuquisaca crea la República de Bolivia. El 11 de agosto, la Asamblea Deliberante acuerda dar el nombre de Bolívar a las cuatro provincias Altas del Alto Perú. El 14 de agosto, El Libertador expresaría: “Para la sátira más cruel se necesita nobleza y propiedad como para el elogio más subido”. El 18 del mismo mes es la entrada triunfal del Libertador en La Paz, donde recibe grandes obsequios de parte de sus habitantes. Al día siguiente diría estas palabras: “Aunque yo no soy ambicioso, no puedo menos de ser sensible a tales demostraciones de bondad y lisonja. Bastantes me han injuriado, luego parece justo que algunos me alaben, habiendo hecho lo que he podido por el bien de los hombres y de los buenos principios”.

Casi un mes después, el 20 de septiembre, parte desde La Paz hacia Potosí. Durante el trayecto dice varias célebres frases, entre las cuales se encuentran: “...la justicia sola es la que conserva la república...”, dicha el 25 septiembre; “mi corazón se hallará siempre en Caracas: allí recibí la vida; allí debo rendirla; y mis caraqueños serán siempre mis primeros compatriotas”, pronunciada el 26. El 5 de octubre, Simón entra en Potosí. El 10 recibe a los enviados de Buenos Aires, general Alvear y doctor Díaz Vélez, quienes le proponen que tome parte en la guerra contra el Brasil. El 13 del mismo mes escribe una carta a Santander insistiendo en fomentar la reunión de la Asamblea de Panamá, pues la considera de primera necesidad para América. El 16 de octubre da la recepción pública a de los enviados de Buenos Aires, donde Bolívar arenga las siguientes frases: “El director de una escuela, es decir el hombre generoso y amante de la Patria, que sacrificando su reposo y libertad se consagra al penoso ejercicio de crearle ciudadanos al Estado que le definan, le ilustre, le santifiquen, le embellezcan y le engendren otros tan dignos, como él, es sin duda el benemérito de la Patria: merece la veneración del Pueblo y el aprecio del Gobierno. El debe alentarle, y concederle distinciones honrosas”; “La nación será sabia, virtuosa, guerrera si los principios de la educación son sabios, virtuosos y militares: ella será imbécil, supersticiosa, afeminada y fanática si se le cría en la escuela de estos errores”; “...las naciones marchan hacia el término de su grandeza, con el mismo paso con el que camina la educación. Ella vuela, si esta vuela, retrogradan, si retrograda, se precipitan y hunden en la oscuridad, si se corrompe o absolutamente se abandona”; “La moral en máximas religiosas y en la práctica conservadora de la salud y de la vida, es una enseñanza que ningún maestro puede descuidar”; “La enseñanza de las buenas costumbres o hábitos sociales es tan esencial como la instrucción...”. El 26 de octubre, Simón, en unión con los enviados de Buenos Aires, algunos compañeros de armas y funcionarios de Bolivia, sube al histórico cerro de Potosí. Al día siguiente, el Libertador afirmaría: “...solo los malvados pueden profesar odio a la virtud” y el 29 del mismo mes, haría suya la siguiente frase: “Mi destino ha querido que una vasta región del mundo haya aprovechado de mis combates para romper sus cadenas; éste es todo mi mérito”.

El 1° de noviembre, Simón parte para Chuquisaca y dos días después llega a esta ciudad. Al no poder tomar parte en el conflicto entre Buenos Aires y Brasil, pensó emprender una expedición al Paraguay contra la tiranía del Doctor Francia, para liberar a su amigo Bonpland, pero no podía hacerlo sin la autorización del Gobierno de Buenos Aires. Durante el 25 del mismo mes, expresaría las siguientes frases: “...la clemencia con el malvado es un castigo del bueno: y si es una virtud de la indulgencia, lo es, ciertamente, cuando es ejercida por un particular, pero no por un gobierno”; “...nuestras repúblicas se ligarán de tal modo, que no parezcan en calidad de naciones, sino de hermanas, unidas por los vínculos que nos han estrechado en los siglos pasados, con la diferencia de que entonces obedecían a una sola tiranía, y ahora vamos a abrazar una misma libertad con leyes diferentes, y aún gobiernos diversos; pues cada pueblo será libre a su modo y disfrutará de su soberanía, según la voluntad de su conciencia”.

Desde el 11 del diciembre comenzaría un mes de bastante dinámica política que empieza con la firma tres decretos: el primero sobre los fondos de los establecimientos de instrucción. El segundo, establecimientos de instrucción pública, escuela militar, colegios de ciencias y artes. El tercero, establece escuelas primarias en cada capital de Departamento y que se recojan a todos los niños varones huérfanos para reunirlos en dichas escuelas y anota las siguientes frases: “...la salud de una República depende de la moral que por la educación adquieren los ciudadanos en su infancia”; “...el primer deber del gobierno es de dar educación al pueblo”. El 12 del mismo mes, libera 5500 pesos sobre la renta de sus bienes patrimoniales de Caracas para pagar los gastos que dispuso en celebración del primer aniversario de la Batalla de Ayacucho. Al día siguiente, crea en Chuquisaca una escuela militar; el 14 firma un decreto sobre el reparto de tierras pertenecientes al Estado; el 15 crea un Tribunal Superior de Justicia en La Paz; el 16 aprueba un aumento de la renta de los hospitales; el 17 firma un decreto sobre la exploración del país desde el punto de vista geográfico y mineralógico; el 18 manda a estudiar y a construir seis grandes carreteras para carruajes, entre Chuquisaca, Oruro, Cochabamba, Santa Cruz, Tacna, Potosí, Atacama y los límites con Salta en la Argentina; El 19, considerada la necesidad de árboles, de vegetales útiles y de riego en todo el país, manda a explorar las vertientes de los ríos y a tomar medidas para la formación de bosques en el territorio de la República y que dondequiera que se puedan establecer plantaciones, se siembre hasta un millón de árboles. Igualmente, el mismo día, firma un decreto en favor del Seminario de Chuquisaca, en el cual se crean cuatro cátedras especiales y siete adicionales de literatura y ciencias. Cada cátedra será dotada con 500 pesos anuales, además de sostener a 24 seminaristas; el 20 firma un decreto que crea en la capital una Contaduría General de hacienda con tres contadores y varios oficiales; el 21, firma un decreto que crea una gaceta para publicar exclusivamente leyes, decretos y órdenes del Gobierno, la cual debe salir un número por semana. De la misma manera, con motivo de mejorar los procedimientos de los Tribunales de Justicia, no habiendo otros medios, las instancias de Chuquisaca se someterán a la Corte de La Paz y las instancias de La Paz se someterán a la de Chuquisaca. El 27 de diciembre, afirmaría: “El que no sabe escribir, ni paga contribución, ni tiene oficio conocido, no es ciudadano”.

1826:

El 1° de enero, Simón afirmaría: “Un deber sagrado para un republicano me impone la agradable necesidad de dar cuenta a los representantes del Pueblo, de mi administración”. Ese mismo mes sale de Chuquisaca con destino a Lima, vía Arica. El 7 de febrero, desembarca en Chorrillos y al día siguiente se encuentra en su residencia, en la Magdalena, cerca a Lima. El 20 del mismo mes expresaría: “...después de aliviar a los que aún sufren por la guerra, nada puede interesarme más que la propagación de las ciencias”. El 21, el Libertador, envía al general Santander la carta que iba para Páez, en la que le propone ideas de integración y unificación puesto que Páez, de nuevo, se encuentra en manifiesto desacuerdo con el gobierno de Bolívar. Mencionada carta contiene la siguiente frase: “Mi ejemplo puede servir de algo a mi Patria misma pues la moderación del primer jefe cundirá entre los últimos, y mi vida será su regla”. Simón, el 6 de marzo, afirmaría: “El título de Libertador es superior a todos los que ha recibido el orgullo humano” y al día siguiente expresaría: “Un diplomático debe ser todo reserva, misterio y doblez”. Exactamente, un mes después, concluiría: “...el mando me disgusta tanto como amo la gloria... la gloria no es mandar sino ejercitar grandes virtudes”. El 12 de abril, propone a 10 profesores del Colegio Real de Tarbes de Francia que se trasladen a Bolivia a establecer sus colegios con una asignación de 25000 pesos anuales.

Durante el 16 de mayo El Libertador emite juicios e instrucciones sobre el Congreso de Panamá y dos días después le escribe a su hermana que quiere vender las minas de Aroa y situar el dinero en Londres. El 25 del mismo mes, le participa a Sucre el reconocimiento por el Perú de la República de Bolivia y le manda desde Lima su constitución para Bolivia y el discurso a la Legislatura. Igualmente, le avisa sobre el recibo de Jorge Washington Parke Curtis del retrato de George Washington. En el discurso hay frases como las siguientes: “La Soberanía del Pueblo es la única autoridad legítima de las Naciones (retomada de la mencionada en abril de 1825)”; “...la moral no se manda, ni el que manda es maestro, ni la fuerza debe emplearse en dar consejos”; “Ningún objeto es más importante a un Ciudadano que la elección de sus Legisladores, Magistrados, Jueces y Pastores”; “Las barreras constitucionales ensanchan una conciencia política, y le dan firme esperanza de encontrar el fanal que la guíe entre los escollos que la rodean: ellas sirven de apoyo contra los empujes de nuestras pasiones, concertados con los intereses ajenos”; “El destino del ejército es guarnecer la frontera. ¡Dios nos preserve de que vuelva sus armas contra los ciudadanos!”; “La Religión gobierna al hombre en la casa, en el gabinete, dentro de sí mismo: sólo ella tiene derecho de examinar su conciencia íntima. Las leyes, por el contrario, miran la superficie de las cosas: no gobiernan sino fuera de la casa del ciudadano”; “La Religión es la ley de la conciencia. Toda ley sobre ella la anula porque imponiendo la necesidad al deber, quita el mérito a fe, que es la base de la Religión. Los preceptos y los dogmas sagrados son útiles, luminosos y de evidencia metafísica; todos debemos profesarlos, mas este deber es moral, no político (retomando lo dicho en octubre de 1823)”; “¡Legisladores! Vuestro deber os llama a resistir el choque de dos monstruos enemigos que recíprocamente se combaten, y ambos os atacarán a la vez: la tiranía y la anarquía forma un inmenso océano de opresión, que rodea a una pequeña isla de liberad, embatida perpetuamente por la violencia de las olas y de los huracanes, que la arrastran sin cesar a sumergirla”. El 26 de mayo, manda a Páez su proyecto de constitución para Bolivia.

El 1° de junio, envía a O’Leary en comisión a Colombia. Lleva varios ejemplares de proyecto de Constitución para Bolivia. Debe seguir hasta Venezuela y regresar a Bogotá donde se encontrará con el Libertador para informarlo de todo. El 7 de ese mismo mes, afirmaría Bolívar: “Es glorioso, sin duda, servir a la Patria, salvarla en el combate, pero es muy odioso el encargo del mando sin otros enemigos de que los propios ciudadanos y los hombres del pueblo que se llaman víctimas”. El 22, se instala el famoso Congreso de Panamá, el cual sus habían representantes desde Chile hasta la hoy Nicaragua (en ese entonces parte de Colombia). El 28 de junio, Simón Bolívar nombra a Santa Cruz presidente del Consejo de Gobierno del Perú. El 1° de julio es sometida la Constitución Boliviana a sanción popular. El 15, El Libertador termina sus sesiones en el Congreso de Panamá y el 28 se devela una conspiración en Lima contra el Consejo de Gobierno, contra Bolívar y el Ejército Colombiano. El 8 de agosto, Bolívar le envía una carta a Páez que censura los proyectos de monarquía que este pretendía en Venezuela, anotando que: “Prefiero parecer de miseria a ser víctima de las pasiones y de las facciones ajenas. El amor a la libertad me ha forzado seguir un oficio contrario a todos mis sentimientos”. Cinco días después, el Libertador afirmaría: “Yo he sido soldado de la beldad, porque he combatido por la Libertad, que es bella, hechicera y lleva la dicha al seno de la hermosura donde se abrigan las flores de la vida”.

El 1° de septiembre, Simón firma un decreto por el cual nombra a Santa Cruz y a los ministros de Despacho para que los sustituyan al mando en el Perú. El 8 de octubre, expresaría: “...una ley fundamental no debe ser sospechada siquiera, como la mujer de César; la integridad debe ser su primer atributo...”. El 26 del mismo mes escribe su famosa carta a Santa Cruz desde Popayán, relevando a los amigos del Perú de todo compromiso respecto a la Confederación Boliviana y en la que anota las siguientes frases: “Yo voy a hacer todo el bien que pueda a Venezuela sin atender más nada”; “Primero el suelo nativo que nada: él ha formado con sus elementos nuestro ser; nuestra vida no es otra cosa que la esencia de nuestro pobre país”. El 5 de noviembre, en Neiva, Simón, disgustado con la política de Colombia, en carta a Santander, predice su ruina y manifiesta que sólo desea irse al extranjero. El 14 del mismo mes entra a Bogotá y ordena grandes reformas económicas en el presupuesto para cubrir el déficit que ha dejado la guerra y la politiquería partidaria de los traidores criollos. Al día siguiente, dice: “...Estoy dispuesto a todo por Venezuela... ella es mi madre, de su seno ha salido mi ser y todo lo que es mío; a ella, pues, debo consagrar todos los sacrificios, hasta la gloria misma...”. Diez días después, Simón Bolívar, parte de Bogotá a Venezuela y el 30 de noviembre el Consejo de Gobierno proclama al Libertador como Presidente Vitalicio del Perú. El 23 de diciembre, Simón afirmaría: “Quiero salir ciertamente del abismo en que nos hallamos, pero por la senda del deber y no de otro modo”; “...mi gloria... se ha fundado sobre el deber y el bien”; “A la sombra del misterio no trabaja sino el crimen”; “El instituto es un consejero leal; en tanto que la pedantería es una aire mefítico que ahoga los buenos sentimientos”; “...la traición es demasiado vil para que entre en el corazón de un gran hombre”.