lunes, 17 de agosto de 2009

Vida del Libertador II: 1810-1812‏

Vida del Libertador II: 1810-1812‏

1810:

El 19 de abril de 1810 en el cabildo de Caracas, después de una insurrección popular orientada por quienes se reunían clandestinamente, el gobernador Capitán General Emparan debe dirigirse públicamente ante el pueblo: al preguntar “¿queréis mi gobierno?”, un “¡NO!” rotundo estalla desde el pueblo mientras que detrás de Emparán se encontraba el canónigo Madariaga el cual hacía gestos negativos. Se organiza, este día, el primer gobierno independiente de Latinoamérica estallando así el movimiento revolucionario independentista bajo la tutela de la Junta de Caracas. En ese momento Simón Bolívar se encontraba en los Valles de Aragua.

En mayo, La Junta asciende a rango de Coronel a Simón Bolívar, quien el 6 de junio sería enviado a Londres en calidad de diplomático, junto con Andrés Bello -como secretario- y Luís López Méndez. El 10 de Julio llegarían a Portsmouth y de inmediato se ponen en contacto con Francisco de Miranda, precursor de La Independencia y quien tenía 30 años más que Bolívar, llevaba pelo largo y un arete en la oreja derecha, fuera de ser aficionado a las flautas y las damas chinas... claro que también a las de carne y hueso: tuvo amores con la zarina de Rusia Catalina, con la duquesa de Beauve- Salambert, con Lady Priscilla de Snowball, fuera de hacer mozas a varias de las mujeres del generalato de los ejércitos de la Revolución Francesa (tal vez por eso su nombre está inscrito en el Arco del Triunfo de París). Pues bien, Miranda era un hombre alta alcurnia: conoció en vida a Washington, Jeffersson, Napoleón, La Fayette, Talleyrand, el rey de Suecia, al de Polonia, a Haydn, Jeremías Betham, Priestley, Chateaubriand, Federico II de Prusia y a Potekin (y a su esposa Catalina, mucho más). El 17 de julio tanto Mirando como el resto de diplomáticos, tienen una conferencia con Lord Wallesley, en su casa de Aspley.

El 20 de julio de ese mismo año, en la ciudad de Santafe, (hoy Bogotá), estalla lo que se conoce como el grito de la independencia en la provincia de Cundinamarca (hoy, gran parte del territorio colombiano, especialmente lo que hoy es la región andina): acá los conspiradores –quienes hacían reuniones clandestinas meses atrás- con el cuento de homenajear al Comisionado Regio don Antonio Villavicencio, el cual era un criollo ecuatoriano curtido en las cortes españolas, enviaron a dos provocadores, Francisco Morales y su hijo Antonio, dizque a buscar de “buena fe” un florero a la casa de un despótico, racista y elitista español que andaba por estas tierras: el señor José González Llorente. Cuando los Morales comentaron de sus intenciones para agasajar a Villavicencio, les dio por la “bobadita” de pedir el mejor florero del español, el cual era único y traído desde tierras muy lejanas. González Llorente cayó enterito en la provocación y exclamó “¡Me cago en Villavicencio y en todos los americanos!”. En vez de alcanzarle un Lomotil o una sal de frutas para el estómago, los morales decidieron romperle la cara, la casa, fuera de eso pedir para él la cárcel y dejar en la memoria de la gente que su apellido era Llorente. Después de la golpiza salio el pueblo santafereño a las calles vitoreando a Bonaparte y a su hermano Pepe. La muchedumbre gritaba cabildo abierto pero Juan Jurado, un criollo tinterillo del virrey, propuso que en vez de cabildo abierto se hiciera cabildo extraordinario, muy en contra de lo que habían planificado los conspiradores, pero como al pueblo le sonaba igual apoyaba con cada discurso a cualquiera de los bandos. La diferencia era que un cabildo extraordinario era una sola sesión, mientras que el abierto podría prolongarse y tomar decisiones políticas que derivaran en una Junta lo que sería igual al inicio de la revolución, en la provincia cundinamarquesa. Jurado se había apegado a las tesis sobre el legalismo del virreinato defendidas por otro criollo, nacido en Cúcuta y abogado que vendía bienes en Santafe: Francisco de Paula Santander.

En medio del borbollón apareció otro abogado de apellidos Acevedo y Gómez, quien era un excelente orador, en un comienzo pidió una Junta pero por vía legales: pidió prudencia, justificó la providencia del virrey Amar y Borbón y propuso que el virrey aceptara la Junta quedando aún como Virrey, es decir sin cambio alguno en las esfera del poder. Ante la confusión de lo hechos y pasada la media noche, la muchedumbre comenzaba a dispersarse mientras que Francisco Morales y su hijo le hacían recordar a Acevedo y Gómez lo que le pasó en 1781 a Ambrosio Pisco y a José Galán, precursores del Movimiento de los Comuneros, quienes fueron traicionados por el virrey Amar y Borbón y fueron torturados y mutilados, siendo sus miembros expuestos en diferentes puntos de varias ciudades como escarnio público. Acevedo y Gómez cayó en cuenta de su insensatez, cambió de parecer y a puro grito proclamó: “¡Si perdéis este momento de efervescencia y de calor, si dejáis escapar esta ocasión única y feliz, antes de doce horas seréis tratados como insurgentes! ¡Ved los calabozos, los grillos y las cadenas que os esperan!”... y la muchedumbre, que con cada buen discurso se dejaba llevar de un lado a otro, comenzó a gritar : “Junta, Junta”. Se llamaría Junta Suprema, quedando el virrey ya no como virrey sino como Presidente y, al mejor estilo santanderista, se proclamaría que se debía derramar hasta la última gota de sangre en defensa del legítimo monarca de España. El día 23 de julio se descubriría un retrato de Fernando VII. Mientras tanto, los conspiradores criollos se volvieron a reunir secretamente y resolvieron reorganizar al pueblo y conducirlo a la toma del poder, por las vías de hecho, logrando antes del 15 de agosto expulsar al Virrey, no sin antes de amenazarlo con la horca y de haber semi-desnudado a su esposa, con la gran fortuna que ni Bolívar ni Miranda pasaban por el lugar… ese fue el Grito de Independencia en la Provincia de Cundinamarca.

Mientras esto sucedía, la misión diplomática venezolana de Miranda, Bolívar, López Méndez y Bello en el viejo continente hacen la propuesta de independencia al gobierno inglés, el 21 de julio. El 16 de septiembre, Miranda recibe en su casa de Londres (Grafton Street, Piccadelly) al profesor Lancaster y a los tres diplomáticos de Caracas. El 21 del mismo mes, Simón Bolívar, Andrés Bello y Luís López Méndez se embarcan en el bergantín inglés “Saphire”, en Inglaterra, hacia el puerto venezolano de La Guaira. El 7 de diciembre rinden informe a la Junta de Gobierno sobre su misión en Londres. Poco tiempo después, desembarcaría Francisco Miranda y se uniría a lo que se conocería como la Sociedad Patriótica.

1811- 1812:

El 19 de abril de 1811, la Sociedad Patriótica celebra el primer aniversario de la revolución, destacándose por sus palabras Simón Bolívar, José Félix Ribas y Antonio Muñoz Tébar. El 3 de julio, Simón proclama un célebre discurso ante las Sociedad Patriótica y en él pronuncia la siguiente frase: “Pongamos sin temor la piedra fundamental de la libertad Sudamericana”. Dos días después se firmaría el Acta de Independencia y con ella se proclama la Primera República, que moriría en el verano 1812. El 20 de julio, partidarios de España se levantan en Valencia pero desde Caracas marchan tropas comandadas por el general Francisco Miranda, quien tiene desacuerdos con Bolívar sobre ideas militares –Miranda no lo quiere en el ejército-, pero por influencias del Poder Ejecutivo Simón marcharía a la cabeza del Batallón Aragua, teniendo su <>, es decir, su primer combate, el 23 de julio, un día antes de cumplir los 28 años. La lucha es sangrienta. El 13 de agosto, Miranda envía a Bolívar a Caracas con la noticia de triunfo. El Libertador llegaría a la capital venezolana el día 15.

Cuando apenas se comenzaba a organizar la Primera República, el 26 de marzo de 1812 –jueves santo-, un terremoto destruyó Caracas, La Guaira, Barquisimeto y otras ciudades, causando gran número de víctimas, heridos y pérdida de bienes. Este hecho y fecha es aprovechada por lo monjes para denigrar contra la independencia, pero Bolívar, sobre las ruinas del Convento de San Jacinto, pronuncia las siguientes palabras: “Si la naturaleza se opone a nuestros designios, lucharemos contra ella y la haremos que nos obedezca”. Aprovechando la confusión del terremoto, Domingo Monteverde, un oficial español, parte desde Coro y ocupa varias ciudades con sus tropas que están frescas y llenas de entusiasmo, mientras que las patriotas están con la moral baja. Aún así, el 4 de mayo, a Simón Bolívar se le encarga el mando de Puerto Cabello, como Comandante Político y Militar de su Partido pero en junio el Cabildo, de mayorías realistas (se les decía “realistas” a las tropas y simpatizantes de la corona y realeza española) se oponen a las disposiciones de Bolívar y se declaran en su contra. A finales de mes, el 30 de junio, se subleva la guarnición del Castillo de Puerto Cabello con el apoyo de la población y hacen retirar a Bolívar y sus tropas, después de resistir 6 días. Los patriotas tienen que abandonar el puerto en el bergantín “Celoso”.

El 24 de julio, bajo la promesa de Monteverde de no perseguir a los patriotas, Miranda decide capitular en San Mateo. Bolívar, Miranda y otros jefes patriotas se trasladan a La Guaira. Allí le escribe Bolívar a Josefa Maria Tinoco “El honor y mi patria me llaman a su socorro”. El 30 de julio, Simón y otros jóvenes patriotas pretenden hacer una reacción con los simpatizantes de la causa y sus tropas para luchar contra Monteverde, ante la negativa de Miranda. Al día siguiente, un grupo de jóvenes oficiales, entre los que se encontraba Simón, resuelven hacer prisionero a Francisco Miranda pero por este acto, el comandante de La Guaira, Manuel María de las Casas, se opone al proyecto emancipador de Bolívar. Ese día llegan las tropas realistas de Zerveris por órdenes de Monteverde y apresan a casi todos los patriotas. El 1° de agosto, escondidos, Bolívar se traslada a Caracas con Francisco Ribas mientras que Miranda es apresado y luego enviado a España a la cárcel de La Carraca, cerca a Cádiz, donde pasa cuatro años hasta que fallece el 14 de julio de 1816. El 2 de agosto 1812 Simón se refugia en la casa de un amigo español: el marqués de Casa de León.

Gracias a la ayuda de su amigo personal, Francisco Iturbe, el 26 de agosto, Bolívar es llevado desde la residencia donde se encontraba escondido a la Casa de Gobierno, lugar en el que recibe el pasaporte gracias a gestiones de Iturbe ante Monteverde, quien ignora que al firmar y conceder el pasaporte a Simón está firmando la sentencia de muerte del Imperio Español en América. Al día siguiente Simón Bolívar se embarca en La Guaira hacia Curazao, mientras que las cárceles se llenan de simpatizantes patriotas y los pelotones realistas de fusilamiento trabajan todos los días.

El 19 de septiembre, Simón, le pide a su amigo Francisco Iturbe que se sirva elegir otro administrador para sus bienes y pronuncia las siguientes palabras: “... el hombre de bien y de valor debe ser indiferente a los choques de la mala suerte” y “sobre mi corazón no manda nadie más que mi conciencia.... los beneficios que se hacen hoy, se reciben mañana, porque Dios premia la virtud en este mundo mismo”. El 8 de octubre le pide a su tío Juan Nepomuceno Ribas que sea fiador y afirma “... mi honor es preferible a todo... me vería como un hombre indigno, si fuera capaz de asegurar lo que no estoy cierto de cumplir”. A finales de mes viaja a la Nueva Granada y el 27 de diciembre de Cartagena se dirige al Soberano Congreso de la Nueva Granada, implorando protección para los hijos de Venezuela. El 15 de diciembre firma en Cartagena la famosa “Memoria Dirigida a la Nueva Granada” en el que publica su acción para los años venideros: unidad de mando para luchar hasta conseguir la victoria y la unión de los países hispanoamericanos, fuera de pronunciar las siguientes palabras: “Id veloces a vengar al muerto, a salvar la vida al moribundo, soltura al oprimido y libertad a todos. Sólo los ejércitos aguerridos son capaces de sobreponerse a los primeros infaustos sucesos de campaña...”, “... en el orden de las vicisitudes humanas no es siempre la mayoría de la masa física la que decide, sino que es la superioridad de la fuerza moral la que inclina hacia la balanza política...” y “... el valor, la habilidad y la constancia corrigen la mala fortuna. Yo soy... siempre fiel al sistema liberal y justo que proclama mi patria”, entendiendo como “sistema liberal” un Estado laico, es decir, sin interferencia de las instituciones religiosas en sus políticas. El 21 de diciembre recibe el nombramiento de Comandante de Barranca y con un pequeño ejército, el 24 de diciembre, ocupa Tenerife.