lunes, 17 de agosto de 2009

Vida del Libertador VI: 1821-1823‏

Vida del Libertador VI: 1821-1823‏
1821:

El 7 de enero, en vista de las hostilidades de los habitantes del Cauca con respecto al Ejército del Sur, Bolívar da un decreto con penas de muerte a los desertores. Tres días más tarde, envía a Guayaquil 1000 fusiles y municiones suficientes con el general Mires y al día siguiente nombra al general Sucre como comandante del Ejército del Sur. El 24 de enero, recibe las notas de los comisionados españoles llegados a Caracas para tratar la pacificación del país en nombre del Rey. Simón designa representantes ante la corte a los patriotas Revenga y a Echeverría, fuera de escribirle a Fernando VII. El 29 del mismo mes, nombra a Pedro León Torres como comandante, con Sucre, del Ejército del Sur. Posteriormente, el 4 de febrero, después de conocer de otra misión española a Chile y Buenos Aires, El Libertador se dirige a los Directores de ambos Estados, renovándoles las protestas de Colombia de no entrar en transacción alguna con España sin el absoluto reconocimiento de todas las Repúblicas de América y el 19 del mismo mes, en Cúcuta, sostiene ante el comandante realista La Torre el derecho de Colombia de retener a Maracaibo. El 2 de marzo llegaría a Trujillo y un día después le ordena a general Urdaneta establecer su cuartel general en Maracaibo, conservando su carácter como comandante de la guardia. El 15 de marzo, el Libertador se dirige a Barinas con parte del ejército y el 22, después de haber pasado por Mérida, Trujillo y Barinas, llega a Achaguas donde toma medidas en favor del ejército. El 4 de abril nombra al ex-general Mariño Vicepresidente interno de la República hasta que el Congreso elija en propiedad. Luego, el 11 del mismo mes, Simón regresa de Apure a Barinas, y el 17 dicta una proclama al ejército y a los pueblos de Colombia participándoles la ruptura del armisticio con España. El 22 llega el Libertador a Guanare con parte de su ejército y el 25, en oficio al Vicepresidente, Simón renuncia al haber militar de 25 mil pesos que le correspondía, acordado por la Ley de Repartición de Bienes Nacionales. Al día siguiente recibe noticias de la retirada de La Torre con motivo de la ocupación de Caracas por el patriota Bermúdez.

El 2 de junio, el Libertador ocupa San Carlos donde reúne todo el ejército. Cuando sus tropas entraban, las de los españoles salían hacia Valencia por el otro extremo de la ciudad. El 13 del mismo mes, contesta a Olmedo su carta escrita el 17 marzo desde Guayaquil donde éste le cuenta de la transformación política de la Provincia, la constitución de la Junta de Gobierno y el deseo unánime de todos para que Simón apresure su anunciado viaje. El 24 de junio se da la decisiva Batalla de Carabobo, en donde de nuevo reluce el genio militar del Libertador: ataca a los enemigos, comandados por La Torre, por donde no le esperaban, enviando primero a la caballería comandada por Páez y secundada por la Legión Británica, en un vasto y bien calculado movimiento envolvente que los españoles, formados impecablemente en columnas, se ven obligados a romper filas y el resultado es que tan sólo se salvan la tercera parte de chapetones, quienes se debe retirar a Puerto Cabello. Con esta batalla, en una clara y demoledora victoria ante los mejores hombres españoles, es para Venezuela la representación de su anhelada libertad, pues las plazas que están ocupas todavía por los realistas no tardarán en rendirse, puesto que sus hombres no son tan bien entrenados, se les ha cortados los suministros y provisiones, y ejército patriota ha tomado una gran fama de invencibilidad que motiva a los pobladores a sucesivas insurrecciones, cosa que facilitaría, en caso de choque, la entrada del ejército libertador.

El 29 de junio, el Libertador y sus hombres entran en Caracas, tras haberse rendido la guarnición chapetona. Simón es recibido con júbilo en su ciudad natal, de la cual se había retirado 7 años antes con la emigración, y cada habitante, al caer la noche, acude a su casa para estrecharle la mano, diciéndole el mote de “Padre de la Patria”. El 3 de julio, el Brigadier español Pereira, cercado por diversas columnas dirigidas por Bolívar, capitula en La Guaira. El 9 llega Simón a Valencia y el 12 nombra comisionados al coronel Salom y al general Pedro Briceño Méndez como Ministro de Guerra para estipular con el general La Torre, General en Jefe del Ejército Expedicionario de España, un tratado de armisticio. Dos días más tarde, en recompensa por la batalla de Carabobo, pide al Congreso de Colombia que declare libres, al nacer, a los hijos de los esclavos. El 23 de agosto, Simón, envía una carta al general San Martín (prócer de los Estados del Cono Sur sudamericano), desde Trujillo, participándole la victoria de Carabobo y donde le dice que su primer pensamiento al ver seguro el triunfo, fue el Perú y su ejército libertador. En mencionada carta escribe: “...es necio el que desprecia las bendiciones que la Providencia derrama sobre él. Somos queridos de Dios en este momento y no debemos dejar infructíferos sus dones”. Igualmente, escribe una carta similar a Lord Cochrane. Al día siguiente, escribe un oficio al general San Martín, ofreciéndole llevar su ejército al Perú siempre que la escuadra de Cochrane venga a buscarlo a Panamá, Buenaventura o Guayaquil. En este oficio, anota: “Yo no escribo a los que amo sino cuando necesito de ellos... la vida es corta, no sé cuando la perderé; un día perdido es irreparable”; “Después del bien de Colombia, nada me ocupa tanto como el éxito de armas de V.E. (general San Martín), tan dignas de llevar sus estandartes gloriosos donde quiera que haya esclavos que se abriguen a su sombra”. El 26 de agosto, Bolívar escribe una carta al Congreso de Colombia pidiendo que no sean confiscados los bienes de don Francisco Iturbe, quien le consiguió el pasaporte para escapar fuera de Venezuela en 1812. El 30 del mismo mes, Simón llega a Maracaibo donde permanece hasta mediados de septiembre.

El 7 de septiembre es nombrado por el Congreso como Presidente de Colombia y Santander como Vicepresidente. El 16 del mismo mes expresaría las siguientes frases: “La historia dirá: “Bolívar tomó el mando para libertar a sus conciudadanos, y cuando fueron libres, los dejó para que se gobernasen por la Leyes, y no por su voluntad””; “Persuádase usted que no sirvió sino para pelear, o, por lo menos, para andar con soldados, impidiendo que otros los conduzcan peor que yo”; “Me dice que la historia dirá de mí cosas magníficas. Yo pienso que no dirá nada tan grande como mi desprendimiento del mando, y de mi consagración a las armas para salvar al gobierno y a la Patria”; “...no conviene que la opinión y la fuerza estén en las mismas manos, y que toda la fuerza esté concentrada en el gobierno...”; “Es menos peligroso que haya dos potestades que una sola; y siempre se me debe suponer una potestad en este país, teniendo un mando militar que, probablemente, debo conservar”. El 24 de septiembre, Simón Bolívar anotaría: “El crimen en todos los partidos es igualmente odioso y condenable: hagamos triunfar la justicia y triunfará la libertad”. Igualmente, el primero de octubre, diría: “Yo juré en el fondo de mi corazón no ser más que un soldado, servir solamente a la guerra, y ser en la paz un ciudadano”; “Cuando las calamidades públicas me pusieron las armas en las manos para libertar a mi patria, yo no consulté mis fuerzas ni mis talentos. Cedí a la desesperación del espectáculo de horror que ofrecía ella en cadenas”. Al día siguiente es llamado Simón al Rosario de Cúcuta a prestar juramento. El 3 diría: “Prefiero el título de ciudadano al de Libertador, porque éste emana de la guerra, aquél emana de las leyes. Cambiadme, Señor, todos mis dictados por el de buen ciudadano”. El 4 de octubre, Simón participa al Congreso que, debiendo marchar al Sur a dirigir la guerra contra los opresores de Quito, señale distinta y claramente cuáles son las funciones que corresponden al Presidente de Colombia en campaña y durante el 7 de octubre, proclamaría: “La unidad en la guerra es la primera ventaja”. El 9 del mismo mes, se proclama la Ley que concede amplias facultades al Libertador- Presidente para dirigir la guerra en todo el territorio y el 10 felicita a Iturbide por sus triunfos en Méjico. Le anuncia el nombramiento de Santa María como Plenipotenciario cerca del gobierno de ese país. El 11 de octubre envía misiones diplomáticas a los gobiernos de Perú, Chile, Buenos Aires y Méjico a manifestarles los deseos del Gobierno de Colombia de establecer relaciones íntimas que aseguren la existencia política y de prosperidad de la América, antes española. El 15 de octubre, el Libertador expresaría: “...yo... creo más en el honor que en mis pasiones...”

El 16 de noviembre, desde Bogotá, Bolívar escribe al general San Martín y le insinúa mandar a Guayaquil el batallón Numancia, compuesto por veteranos provenientes de toda Colombia, fuera de tener que volver a poner al gobierno santanderista en orden, puesto que habían desviado las riendas de Cundinamarca, creyendo que Bolívar iba a ser muerto en su campaña en Venezuela... aún así perdona la vida a los corruptos y elitistas, hecho que más tarde costaría bastante caro para la Unión. El 20 del mismo mes, el Libertador ordena a Antonio José de Sucre, joven general, de avanzar con sus fuerzas sobre Quito a finales de 1822, en cuya época, él (Bolívar), estará también dirigiéndose a la misma región por el Norte. Sucre jamás recibiría la instrucción. El 14 de diciembre, el Libertador marcha hacia Popayán para dirigir la guerra del Sur. El 22 del mismo mes hace un oficio a Sucre desde el pueblo de La Plata donde le participa la comisión que ha enviado a Quito para proponer a los españoles una capitulación honrosa y el 29 de diciembre, desde Zumbique, manda instrucciones al Vicepresidente Santander para tomar medidas en casi toda la República a fin de conservar la paz en el territorio mientras se realiza la campaña del Sur.

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1822:

El 2 de enero, desde Cali, el Libertador da órdenes a Sucre de mandar buques a Buenaventura para trasladar 2500 hombres de la guardia que va a conducir a Guayaquil. En la misma fecha le dice al gobierno de Guayaquil que le ha enviado la división Torres con 2000 hombres y la guardia seguirá en el mes próximo, con Bolívar al mando, hacia la misma ciudad. El 26 de este mes, el ejército bolivariano entra en Popayán. Simón se mantiene en esta ciudad hasta el 8 de marzo cuando sale para alcanzar a su ejército, el cual había partido desde antes. El 21 de marzo, el ejército forzó el paso por el río Juanambú en Burrero, más abajo de Guambuyaco. Bolívar cruzó el río Mayo por el puente y al otro día acampó en Taminango, pueblo a 60 Kilómetros de Pasto. El 7 de abril, el Ejército Libertador triunfa en la Batalla de Bomboná, no sin antes costarle numerosas bajas. Simón Bolívar, envía comisionados para recibir noticias y refuerzos y emprende una fugaz retirada en procura de mejores posiciones. El 20 del mismo mes, Bolívar y sus hombres llegan al Peñol y al día siguiente se combate en Riobamba, después de que la caballería patriota venciera a la chapetona. Después de muchos días de reposo en el Peñol, el 14 de mayo, el ejército de Bolívar atraviesa el río Mayo y se dirige al Trapiche, en la parte alta de los valles del Patía que es un lugar fresco y de algunos recursos. Diez días después, el general José Antonio Sucre, quien provenía de Guayaquil, ataca las guarniciones españolas de Quito, en las faldas del volcán Pichincha, por lo que el ejército realista tiene que retirarse a la Capital por la pérdida de más de la mitad de sus efectivos, y la actual capital ecuatoriana sería el lugar en que capitularían, al día siguiente, las fuerzas españolas después de que Sucre le ofrece al comandante español Aymerich una rendición honrosa. El 28 de mayo, Bolívar y sus hombres marchan sobre Pasto sin saber nada de Sucre y su ejército.

El primero de junio, desde el Trapiche, El Libertador consulta al Poder Ejecutivo de Colombia para saber qué conducta debe observar respecto a la Provincia de Guayaquil, aún cuando pertenecía a Colombia. El 4 del mismo mes, después de varias comunicaciones, los españoles de Pasto están dispuestos a rendirse. El 8 de junio, agentes de la división española le informan a Simón, en el Alto de Tasines, que el comandante realista García ha aprobado la capitulación. Sin esperar las tropas, Simón se dirigió con unos cuantos ayudantes a Pasto, donde entró a las 5 de la tarde. El Obispo Jiménez condujo al Libertador, bajo palio (fraja blanca de lana con cruces negras que usa el papa sobre sus vestiduras pontificales y que servía para recibir a reyes o grandes luchadores en el feudalismo), desde la puerta del Templo hasta el Altar Mayor. Ya se tenían noticias sobre lo ocurrido en Pichincha. El 17 de junio, la Municipalidad, todas las corporaciones y personas nobles, levantan un acta reclamando la incorporación de la Provincia a la República de Colombia y disponiendo de honores a los autores de la campaña, erigen una pirámide en el campo de batalla e inscripciones honrosas en la Municipalidad a favor de los libertadores. Igualmente, le participa al general San Martín sobre el término de la guerra con los triunfos de Bomboná y Pichincha, además de manifestarles los agradecimientos de Colombia por los auxilios prestados por Sucre y le agrega que su ejército está <>. El 25 de junio, el Ejecutivo de Colombia, por oficio del Secretario de Asuntos Exteriores, Pedro Gual, autoriza al Libertador a usar la fuerza hasta lograr la incorporación de Guayaquil, en caso de que las cuestiones políticas no fueran suficientes para lograr el sagrado reconocimiento de los derechos de Colombia.

El 6 de julio, se hace el Tratado de Unión, Liga y Confederación Perpetua, propuesto por Colombia y firmado en Lima por su representante Joaquín Mosquera y el Secretario de Estado del Perú, Bernardo Monteagudo. El 11 de julio, Simón llega a Guayaquil y dos días más tarde, en cumplimiento de sus deberes como Presidente Constitucional, decreta la incorporación de Guayaquil a Colombia. El 27 del mismo mes, Bolívar y San Martí conferencian pero un ejército realista ha ocupado gran parte de Perú. El libertador le propone a San Martín ayuda y tropas para batir sobre el campo al enemigo común, pero el Protector de Perú rehúsa la oferta, diciendo que no tiene fuerzas suficientes, por lo que se embarca a medianoche. San Martín, posteriormente, abandonaría el mando y se retiraría a Europa, dejando las tropas peruanas en manos de un general inexperto, así que cuando los realistas provocan la histórica batalla Moquegua, las tropas dirigidas por el jefe peruano son completamente derrotadas. El 29 de julio, se hace la Relación de la Conferencia de Guayaquil para el Secretario de Relaciones Exteriores de Colombia, al Intendente del Departamento de Quito (general Sucre) y para Santander, dictadas por Bolívar. Al día siguiente, Simón, nombra a José María Córdova comandante de la segunda brigada que marcha al Perú y el 31, la Asamblea de Guayaquil declara por aclamación que la Provincia queda para siempre restituida para Colombia. El 8 de septiembre, Bolívar llega a la Cuenca donde es recibido en triunfo y al día siguiente realiza un oficio al Gobierno de Perú y Chile en el que ofrece 4000 hombres de refuerzo y cuantos sean necesarios. El 29 del mismo mes, expresaría: “...en los extremos están los más grandes peligros...”. El 13 de octubre, es la fecha de una de las copia del libro de Simón <>, lugar montañoso que le inspira párrafos donde el Libertador dialoga con el tiempo. El 21 del mismo mes, después de estudiar la región, parte Bolívar hacia Cuenca y se hace el Tratado de Unión, Liga y Confederación, firmado en Chile por el representante de Colombia Joaquín Mosquera y los Ministros de Gobierno y Relaciones Exteriores, de Hacienda y de Guerra de Chile. El 25, el Libertador regresa por Saraguro y Nabón a Cuenca. El Perú no acepta el ofrecimiento del Libertador de mandarle 4000 hombres de refuerzo, puesto que la derrota de Moquegua ha permitido a los políticos realistas fortalecerse en el Perú y los recelos y rencillas de los independientes van resquebrajando aún más la obra de San Martín. El 15 de noviembre, Simón Bolívar da instrucciones a Paz Castillo sobre tropas colombianas en Perú. El 6 de noviembre, el Libertador anotaría: “...los que viven de su lengua son los que no me quieren...”. Luego, el 31 de diciembre, Simón felicita desde Tulcán al Congreso de Colombia por su instalación.

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1823:

13 de enero se dicta el decreto de confiscación de bienes de los realistas alzados en Pasto. El 14 de febrero, Simón afirma: “...siempre el ladrón tiene miedo de la justicia”. Para el 28 de febrero, el Libertador pone las tropas del Sur a las órdenes de Sucre. Manda a aumentar los batallones y a fines de mes invita a Chile y Buenos Aires a una <>. El 1° de marzo, Riva Agüero le participa a Simón Bolívar que ha sido nombrado Presidente del Perú y le pide 4000 hombres. El 8 del mismo mes se firma el Tratado de amistad y alianza entre Colombia y Buenos Aires. El 12, Bolívar, expresaría: “...un necio no puede ser autoridad” y el 15 de marzo, comunica a Lima que enviará a Perú 6000 hombres en dos divisiones de 3000. La primera división saldría dos días después, siendo Valdés el comandante. Al día siguiente se hace el convenio entre Colombia y Perú sobre auxilios militares y Simón Bolívar le ofrece al embajador peruano Portocarrero ir al Perú a tomar parte de la guerra, además de pronunciar: “La revolución es un elemento que no se puede manejar. Es más indócil que el viento”. El 30 de marzo, el Libertador critica el plan de Riva Agüero de mandar a los soldados colombianos a Intermedios donde no había nada preparado para recibirlos. Para ese entonces el presidente peruano era desconocido por su congreso y Riva Agüero desconocía, igualmente, al congreso peruano. Aún así, el 12 de abril, Bolívar envía la segunda expedición de 3000 hombres al Perú y dos días más tarde exclama: “Ya no sé jamás degradarme a fingir y mucho menos a negar. Nadie puede hablar de sí sin degradar de algún modo su mérito”, fuera de enviar, ese mismo día, a Sucre al país Inca con el carácter de ministro diplomático, pero el joven general no logra impedir que las tropas del Perú, que habían comenzado una campaña en Sur del país, sean batidas.

El 15 de abril, Simón pide con instancias refuerzos a Colombia, además de anotar: “...la noble descendencia honra a quien la usa... no creo ninguna cosa tan corrosiva como la alabanza...”. El 26 del mismo mes llegan comisionados enviados por el Congreso de Perú (Francisco Mendoza y el marqués de Villafuerte) para invitar al Libertador a dirigir la guerra en el país Inca, puesto que la guerra civil ha estallado y Riva Agüero se retira a Trujillo con parte de sus tropas, mientras que avanzan las realistas. El 29, Bolívar expresaría: “...ya no se puede mandar, sino con el amor del prójimo y con un profunda humildad. El que no está con la libertad puede contar con las cadenas del infortunio y con la desaprobación universal”. Al día siguiente invita a Río de la Plata a enviar una división al Alto Perú.

Luego, el 5 de mayo, el Congreso de Perú da un voto de gracias a Simón Bolívar. El 14 del mismo mes, el Congreso peruano decreta llamar a Bolívar. Diez días más tarde, el Libertador afirmaría: “...las cosas para hacerlas bien, es preciso hacerlas dos veces: es decir, que la primera enseña la segunda”. El 15 de junio escribe una carta a Arboleda sobre el Poder Moral de su Constitución, la cual contiene la siguiente frase: “Todo el mundo sabe que la religión y la filosofía contienen a los hombres, la primera por la pena, la segunda por la esperanza y la persuasión”. El 17 de julio se da la Batalla de la Villa de Ibarra. El 21 del mismo mes, Simón haría suya esta frase: “...cuando más me elevo tanto más hondo se ofrece el abismo”. El 2 de agosto, El Libertador recibe el permiso del Congreso de Colombia para trasladarse al Perú, cosa que hace el 7 en el bergantín “Chimborazo”, junto con combatientes de varias batallas en Colombia. Un día antes diría: “La cosa de América no es un problema ni un hecho siquiera, es un decreto soberano, irrevocable del destino: este mundo no se puede ligar a nada, porque los dos grandes océanos del mundo lo rodean y el corazón de los americanos es absolutamente independiente”. El 1° de septiembre llega Simón Bolívar al Perú, donde lo reciben funcionarios en el puerto del Callao y al día siguiente, el Congreso, lo autoriza para reducir a Riva Agüero y en un vibrante discurso, Simón, les ofrece no descansar un solo día de luchar sin tregua ni cuartel hasta devolver la Paz, la Unidad y la Independencia al Perú. El 12 del mismo mes, por recomendación del Libertador, manda del Perú al Coronel don Juan Salazar a Chile en calidad de Ministro diplomático con la misión de pedir tropas y dinero para la campaña del Perú.

El 3 de octubre, se firma el Tratado de Amistad, Liga y Confederación entre Colombia y Méjico. El 10, anotaría: “Los preceptos y los dogmas sagrados son útiles, luminosos y de evidencia metafísica; todos debemos profesarlos, más este deber es moral, no político”. El 13 de octubre le comenta el Libertador a Santander la derrota de Santa Cruz y le dice que Riva Agüero tiene relaciones con los españoles. El 20 del mismo mes, manda comisionados ante Riva Agüero siendo estos los coroneles Antonio Morales y Francisco Araoz y el 27 envía O’leary a Chile en solicitud de socorros y refuerzos para la campaña final. El 30 expresaría las siguientes frases: “...el que trabaja por la libertad y la gloria no debe tener otra recompensa que la gloria y la libertad”; “...no hay esperanza de justicia donde no se encuentra ni equidad ni talento para manejar los grandes negocios, y negocios de que depende la vida del Estado”; “...en moral como en política hay reglas que no se deben traspasar, pues su violación suele costar caro”; “La ofensa hecha al justo es un golpe contra mi corazón y yo no quiero precipitar mi mano contra mi propio pecho”; “Yo soy con los soldados lo que los pródigos con el dinero, que cuando lo tienen no saben qué hacer con él sino gastarlo”. El 16 de noviembre, ante la negativa de Riva Agüero para declinar su actitud hostil, el Libertador emprende la marcha para someterlo y dirige sus tropas hacia Cajamarca. El 14 de diciembre, Simón anotaría: “Tan sólo el amor a la Patria me vuelve brío, que pierdo al contemplar los obstáculos”.